El Sistema Nacional de Cuidado no es un Favor, es una Deuda Histórica
¿Sabías que casi la mitad de la población en México podría necesitar cuidados, pero muchos no los reciben? Según la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022-2023, el 45.2% de las personas en México son susceptibles de recibir cuidados, pero solo el 64.5% de ellas realmente los obtienen.
Esta realidad no solo es injusta—es una deuda histórica. Durante décadas, el trabajo de cuidados ha sido asumido principalmente por mujeres, invisibilizado y no remunerado. México necesita con urgencia un Sistema Nacional de Cuidado (SNC) que reconozca los derechos del cuidado como parte esencial del desarrollo humano y el bienestar social.
Hoy quiero invitarte a reflexionar junto conmigo sobre lo que este sistema significa, por qué es urgente y cómo todos podemos ser parte clave de la transformación hacia un modelo de corresponsabilidad social y de género.
Desigualdades en el acceso: ¿quién cuida a quienes necesitan cuidado?
La distribución del cuidado hoy en día es profundamente desigual. Mientras que la cobertura casi total ocurre en niñas y niños de 0 a 5 años (casi el 100%), la historia cambia radicalmente para las personas mayores con discapacidad o en situación de dependencia: apenas el 22.4% recibe cuidados formales.
Esta situación no solo refleja una falla estructural en las políticas públicas de cuidados, sino también la exclusión sistemática de sectores vulnerables. Es imprescindible avanzar hacia un sistema de apoyos y cuidados históricos que garantice la protección, autonomía y dignidad para todas las personas.
Mujeres: cuidadoras invisibles del sistema
En México, 31.7 millones de personas se dedican al cuidado. De este universo, el 75% son mujeres, y el 89.6% cuida dentro del hogar. Ellas dedican en promedio 37.9 horas a la semana a tareas de cuidado, frente a 25.6 horas de los hombres. Esto perpetúa la carga del trabajo de cuidado como un asunto de género, reafirmando roles tradicionales y limitando oportunidades económicas para millones.
Este trabajo, además de ser mayoritariamente no remunerado, se da en condiciones de informalidad y sin acceso a derechos. Este es el centro de la deuda histórica con las personas cuidadoras.
Invertir en cuidados: una cuestión de justicia y desarrollo
Implementar un SNC en México costaría alrededor del 1.4% del PIB, según proyecciones oficiales. ¿Mucho? Tal vez. ¿Justo? Totalmente. Invertir en cuidados significa impulsar el empleo, fortalecer la economía del país y, al mismo tiempo, construir una base sólida hacia la igualdad de género.
- Impulsa el empleo femenino formal
- Promueve la autonomía económica de mujeres
- Genera mejores condiciones de vida a personas en dependencia
- Permite una redistribución equitativa del tiempo y los cuidados
- Fomenta la participación comunitaria y la transformación social
Y lo más importante: un SNC bien diseñado reconoce el cuidado como un derecho fundamental y no como una carga individual o familiar.
Los pilares de la implementación del sistema nacional de cuidados
Para construir un sistema funcional necesitamos estructuras sólidas y políticas claras. Algunas claves para la implementación del sistema nacional de cuidados son:
- Ley marco para el sistema nacional de cuidado: establecer el entramado legal que garantice su permanencia.
- Modelos diversos: cuidado domiciliario, casas de día, centros de atención comunitaria y servicios de respiro para personas cuidadoras.
- Formalización laboral de cuidadoras y cuidadores: con seguridad social, capacitación y certificación.
- Financiamiento tripartita: Estado, empresas y trabajadores contribuyendo conjuntamente.
- Intersectorialidad y participación comunitaria: integrar salud, educación, desarrollo social y género.
Estos elementos forman el corazón de una política pública de cuidado basada en la solidaridad, la justicia y la visión de largo plazo.
Reconocer, redistribuir, reducir, y remunerar el cuidado
Para avanzar necesitamos una conversación nacional que reconozca que el cuidado es trabajo—y uno altamente especializado. Si no empezamos por valorar lo que hacemos en casa, jamás dejaremos de reproducir las desigualdades.
Un verdadero sistema nacional de cuidado y derechos humanos debe enfocarse en los siguientes objetivos:
- Reconocer: a las personas cuidadoras y su labor fundamental para la economía y bienestar
- Redistribuir: entre hombres, mujeres, familias, instituciones públicas y privadas
- Reducir: el tiempo excesivo que hoy dedican las mujeres a tareas de cuidado
- Remunerar: inversiones, subsidios, y salarios dignos a quienes brindan este servicio
Conclusión: Cuidar es un Derecho, no una Carga
Hablar de cuidado no es hablar solo de temas domésticos o privados. Es hablar de cómo organizamos nuestra sociedad, nuestras prioridades, y nuestros sueños colectivos. México enfrenta una deuda histórica, pero también una oportunidad única: saldarla con políticas audaces, inclusivas y sostenibles.
El sistema nacional de cuidado no puede esperar. Es hora de impulsar un modelo que refleje la corresponsabilidad social y de género en cuidados, que formalice el empleo de cuidadoras y cuidadores, y que coloque al cuidado en el centro de la protección social y la transformación social.
¿Tú qué piensas? ¿Cómo cuidamos a quienes cuidan? Te invito a dejar tu comentario, compartir este artículo o seguirnos en nuestras redes sociales. ¡Hagamos de este un tema de todas y todos!