En un mundo que envejece a velocidad sin precedentes, un informe conjunto del Instituto de Salud de McKinsey (MHI) y el Future Investment Initiative Institute (FII) demuestra que prolongar los años de vida saludable no es solo una necesidad social, sino una oportunidad económica extraordinaria. El estudio “The Economic Case for Investing in Healthy Longevity” (2025) analizó siete países y reveló que cada dólar invertido en intervenciones de longevidad saludable puede generar entre 2.3 y 6 veces su valor en retornos económicos.
Prolongar los años de vida saludable no es solo una necesidad social, sino una oportunidad económica extraordinaria.
¿Qué se investigó y por qué?
El reporte cuantificó el impacto de 10 intervenciones concretas —desde modificaciones en viviendas para prevenir caídas hasta programas de reinserción laboral— en Brasil, China, India, Italia, Nigeria, Arabia Saudita y Estados Unidos. La motivación es clara: para 2050, la población mayor de 65 años se duplicará globalmente, llegando a 1.600 millones de personas. Este cambio demográfico tensionará los sistemas de salud, las pensiones y la fuerza laboral, pero también abre una ventana para redefinir el envejecimiento como una fuente de productividad y bienestar.
Resultados clave: el dólar bien invertido
- Arabia Saudita e Italia lideran el retorno sobre la inversión (ROI), con ratios medios de 6x.
- Brasil muestra el menor ROI entre los países analizados, pero aún así alcanza un prometedor 2.3x.
- Entre las intervenciones más eficaces destacan los programas de voluntariado para adultos mayores (24.3x en EE.UU.), la preparación de trabajadores sanitarios especializados en geriatría (8.2x en China) y las modificaciones en el hogar para prevenir caídas (7.2x en Arabia Saudita).
¿Dónde y cuándo?
El estudio se centró en economías y contextos diversos, desde países con poblaciones ya envejecidas, como Italia, hasta naciones con pirámides demográficas más jóvenes, como Nigeria. Las proyecciones se realizaron hacia 2030, utilizando datos públicos recientes y modelos conservadores que priorizaron el impacto directo en ahorro sanitario y reactivación económica, sin incluir beneficios cualitativos como mejora en la calidad de vida o cohesión familiar, lo que sugiere que los retornos reales podrían ser aún mayores.
¿Quiénes están detrás de estas intervenciones?
El informe destaca que la implementación exitosa requiere una colaboración multisectorial:
El sector público debe establecer políticas y financiamiento, siguiendo el ejemplo de Singapur, que en 2023 lanzó un plan nacional para un envejecimiento activo.
El sector social juega un rol clave en la sensibilización y la defensa de los derechos de las personas mayores, como hace la organización internacional HelpAge.
El sector privado tiene la oportunidad de desarrollar productos y servicios para un mercado en crecimiento: solo en EE.UU., los adultos mayores de 70 años concentran el 30% de la riqueza del país.
Ejemplos globales que inspiran
El documento rescata iniciativas que ya están marcando la diferencia:
En Japón, los Silver Human Resource Centers conectan a personas jubiladas con empleos flexibles, combatiendo el aislamiento y aprovechando su experiencia.
En Zimbabue, el Friendship Bench ofrece terapia conversacional en bancos de plazas públicas, facilitando el acceso a salud mental con un enfoque comunitario.
Finlandia promueve el ejercicio en la tercera edad a través de asesoramiento y actividades grupales, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas.
Más que números, un cambio de mentalidad
Los resultados del estudio dejan un mensaje contundente: invertir en longevidad saludable es un catalizador para el crecimiento sostenible. Lejos de ser un gasto, estas intervenciones fortalecen los sistemas de salud, dinamizan los mercados laborales, fomentan la innovación tecnológica y construyen sociedades más inclusivas. La transición demográfica ya está aquí; la elección es entre verla como una carga o como la mayor oportunidad del siglo para mejorar la calidad de vida de todas las generaciones.
Consulta el estudio aquí:












